Daniel Ricart fue galardonado por el Senado como «canciller honorario»

El abogado Daniel Ricart fue galardonado por el Senado de la Nación Argentina como «canciller honorario». Se le otorgó «por sus aportes solidarios a la Asociación No Más Hambre, a la Casa Justina, y al Colegio Norbridge».

Estuvieron presentes, senadores y diputados nacionales, los ministros Germán Garavano , que también recibió un reconocimiento de la asociación, y Carolina Stanley, miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el secretario de Agricultura Familiar, Felipe Crespo, y destacados empresarios, intendentes y sindicalistas.

La Asociación No Más Hambre lucha contra la desnutrición, el sufrimiento físico, el desamparo y el abandono que padecen las personas en situación de vulnerabilidad, incluyendo la violencia de género. Ya cuenta con 5500 comedores y merenderos a nivel nacional. También se ocupa de temas complementarios como la realización de estudios biomecánicos, antropometrías, seguimiento nutricional, tratamientos odontológicos e intervenciones quirúrgicas en niños con malformaciones. Jimena Gallardo, quien lleva adelante este ambicioso proyecto, es la construcción de granjas hogares sustentables y centros para personas con capacidades diferentes.

Casa Justina es una serie de espacios físicos para alojar y contener a niños vinculados con el mundo de los trasplantes. Casa Justina prevé estar en siete provincias. La primera en abrir será en la localidad mendocina de Las Heras, actualmente en construcción. Este proyecto, liderado por Ezequiel Lo Cane, papá de la niña fallecida, gracias a la cual el Senado trató la Ley Justina, es el nexo entre el paciente y sus seres queridos, los profesionales de la salud intervinientes, los centros de trasplante y el Incucai de cada región. Tiene como objetivo el análisis de las necesidades de medicación, la adhesión al tratamiento, la atención médica, la contención psicológica, el traslado de personas trasplantadas de bajos recursos. Hay terapia con animales, pintura, teatro, música y otros espacios de contención. El propio Daniel Ricart es un sobreviviente trasplantado de un cáncer terminal de páncreas que casi acaba con su vida en 2003.

El Colegio Norbridge nació como la primera escuela argentina para la atención de niños de alto potencial intelectual y creativo en 1989. Ubicada en la quinta sección de la Ciudad de Mendoza, funciona desde 1992 como una escuela de observación y práctica pedagógica para los tres niveles, por donde se han capacitado y realizado investigación y docencia en 24 escuelas de frontera, rurales y urbano-marginales públicas. Así, 12.800 alumnos participaron gratuitamente de este programa pionero, que en 2004 le valió el galardón de la mejor institución educativa de Iberoamérica.

En el Colegio Norbridge además funcionan el observatorio Unesco de programas antibullying, liderado por Alejandro Castro Santander, el Centro Nacional de Alto Rendimiento Escolar, y el Instituto Nacional de Tecnología Educativa.

La institución fue diseñada en Harvard por Daniel Ricart, René Favaloro y Howard Gardner, y cuenta con una significativa cantidad de becarios provenientes de familias de extrema humildad, gran parte de los cuales son detectados y contenidos por No Más Hambre.

El doctor Ricart se graduó de Contador Púbico Nacional en la Universidad de Buenos Aires a los 20 años, en un año y diez meses de carrera total en 1988. Aún conserva ese récord histórico. Maestro de inglés, profesor de matemática de la UBA y Perito en Comercio Exterior, fue galardonado como «Joven sobresaliente por el presidente Raúl Alfonsín», y decidió por iniciativa de René Favaloro constituir una asociación civil sin fines de lucro para ayudar a niños talentosos de escasos recursos como él. Así nació tímidamente el primer Colegio Norbridge en la Ciudad de Buenos Aires.

Diagnosticado con un cáncer terminal de páncreas e hígado a la edad de 32 años, Ricart decidió vender gran parte de su patrimonio personal, fruto de una sobresaliente carrera como economista, y destinarlo a la fundación que lleva su nombre para realizar filantropía.

Es mundialmente reconocido por ser el co-creador del creativismo cognitivo, una corriente pedagógica que puso fin al antagonismo conductismo-constructivismo. El creativismo cognitivo, sobre el que Ricart ha publicado ocho libros, consiste en una síntesis pedagógica de distintas corrientes teóricas de psicología y neurología hasta entonces abstractas, que no tenían bajada concreta en el aula, como el pensamiento visible, la psiconeuroeducación, las inteligencias múltiples, el pensamiento lateral, la inteligencia emocional y otras.

Estos proyectos son en parte financiados por la Rockefeller University, el New York Hospital, el Cornell College of Medicine y la NASA, entre otros.

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